ORDENACIÓN DEL MATERIAL
Con el material transcrito en sus correspondientes cuestionarios, el siguiente paso en un estudio de cartografía lingüística es la elaboración de cuadernos de formas. Estos cuadernos contienen, en una ordenación geográfica, toda la información que posteriormente aparecerá en los mapas. Cada cuaderno está dedicado a una cuestión distinta con la anotación de las respuestas obtenidas en cada uno de los puntos visitados.
Cuando los datos se tienen debidamente ordenados, comienza la tarea definitiva para presentar el material: la cartografía.
El sistema de numeración utilizado en este trabajo es el mismo que ya se ha puesto en práctica en los atlas lingüísticos dirigidos por Manuel Alvar: cada pueblo está representado por la abreviatura oficial del Ministerio de Fomento que corresponde a su provincia (Cc en Cáceres y Ba en Badajoz) y por un número de tres cifras. Cada provincia ha sido dividida en seis sectores trazando una línea de norte a sur y dos de este a oeste, lo que ha dado como resultado las siguientes zonas: 100 (noroeste), 200 (nordeste), 300 (centro-oeste), 400 (centro-este), 500 (sudoeste) y 600 (sudeste).
Dentro de cada una de las casillas, la numeración de los puntos se ha fijado de izquierda a derecha y de norte a sur [32].
100 | 200 |
300 | 400 |
500 | 600 |
Clases de mapas
Según el contenido de los mapas del estudio cartográfico, se distinguen [33]:
a) Mapas lingüísticos. Presentan en transcripción fonética el léxico recopilado durante las encuestas (mapas puntuales o sintéticos) o una elaboración, por medio de símbolos especiales, de los aspectos fonéticos más sobresalientes (mapas analíticos).
b) Mapas etnográficos. Muestran, mediante símbolos, la distribución de las variedades etnográficas.
A partir de los mapas lingüísticos y etnográficos, se han confeccionado mapas de áreas léxicas correspondientes a conceptos cuyas respuestas presentan variantes que están distribuidas de forma más o menos homogénea en el territorio.